1. ¿Venir de una familia con tradición literaria le ha supuesto a usted una ventaja o un inconveniente?
-A veces lo uno y a veces lo otro. En todo caso, me ha supuesto una anomalía y una complicación. Como el apóstrofo de mi apellido.
2. ¿Considera la literatura una manifestación cultural tan digna como, por ejemplo, el folclore?
-Más digna, más. El folklore -ya lo he escrito alguna vez- tiene una curiosa tendencia a ser apócrifo. Estudias un poco cualquiera de esas cosas que pasan por la expresión ancestral de un “Volksgeist” y descubres que surgió en el siglo XVIII o todavía más tarde.
3. ¿Cree que la aportación española al canon literario occidental es conocida y reconocida en Europa o bien cree que estamos dominados por la visión anglosajona?
-No estoy muy seguro, pero tengo la impresión de que la misma idea de un “canon” ya es bastante anglosajona.
4. ¿En qué consiste la originalidad: en romper con la tradición o en aportarle algo nuevo?
-Ya lo he dicho alguna vez: en recibir con una mano el legado de nuestros antepasados y con la otra mano entregárselo a los que vienen detrás, pero después de añadirle alguna nota o modulación personales.
5. ¿Qué opinión le merece la literatura fantástica?
-En general, me aburre mucho. Me parece que si hoy triunfa es por el descreimiento de la gente. Esto lo digo solo como una sospecha o una “hipótesis de trabajo”, pero ahora mismo lo veo así. Cuanto menos se cree en Dios y en las almas, más atraen los extraterrestres, magos, espíritus, fantasmas, zombis y “superhéroes”. En cambio, donde hay Fe hay más interés por la vida sencilla y cotidiana, por la “realidad real” -digámoslo así-, en la cual, con la mirada de la Fe, es posible descubrir la palpitación constante de lo sobrenatural, de la Trascendencia.
6. ¿La literatura más sublime se encuentra en la buena poesía, y no por ejemplo en un buen ensayo o una buena novela?
-No sé. Lo que sí puedo asegurar es que la poesía lleva el lenguaje a un grado de expresividad mayor que el de los otros géneros. Además, como tiene menos lectores que la novela, mueve menos dinero, y esto le garantiza un mayor grado de “pureza”.
7. ¿Cuándo es poesía el verso libre y cuándo prosa con renglones rotos? ¿Se pueden hacer buenos poemas sin haber contado versos y acentos jamás?
-En cuanto a lo primero, creo que la diferencia esencial entre lo que es poesía y lo que no, no es de orden formal, sino semántico. A mi juicio, el hecho de que un texto se presente gráficamente repartido en renglones que ocupan toda la caja de la página o en renglones más estrechos no significa nada a la hora de determinar si es poético no. Tampoco el que tenga metro y rima o no los tenga. Lo importante es la presencia de lo que las viejas preceptivas llamaban “figuras poéticas”, que, cuidado, no son una “fermosa cobertura” que se pone sobre un previo discurso racional, sino, en última instancia, formas de captar y expresar la realidad.
De todos modos, es indiscutible que el metro y la rima contribuyen mucho a que la poesía sea memorable. Son una apoyatura mnemotécnica estupenda. Es más fácil recordar exactamente un soneto que tres líneas de prosa.
A lo segundo contesto que no, puesto que la pregunta habla de “haber contado” y de “jamás”. Se pueden hacer maravillosos poemas, por supuesto, sin contar versos y acentos; pero no sin haberlos contado jamás. Hay que dominar el instrumento que se maneja, aunque sea para después mandar a freír espárragos el metro y la rima. Pero mandarlos a paseo de verdad, quiero decir libremente y no porque no queda otro remedio.
8. ¿Cree que la poesía va a dejar de ser un arte conocido y compartido por el pueblo, cada vez más atrapado en lo inmediato y en las chiribitas de las redes sociales, y se va a convertir en un reducto de gente culta y leída solo por poetas?
-¿Se va a convertir? A mí me parece que, si ponemos un “casi” entre “leída” y “solo”, lleva ya bastante tiempo convertida.
9. ¿Un buen poema es aún mejor si, además, contiene sentimientos nobles?
-Como poema no diré que es mejor, pero sí que es una cosa mejor.
10. ¿La poesía debe tener cierta vocación social?
-En primer lugar, la tiene inevitablemente, ya que es una forma de usar el lenguaje, y el lenguaje, por su propia naturaleza, es una institución social. El lenguaje existe porque existe una pluralidad de individuos, es decir, una sociedad, y toda sociedad necesita un medio de comunicación.
En segundo lugar, la poesía, como todo lo que es Cultura, se dirige a lo más humano que hay en nosotros, que es el espíritu, y hace que lo ejercitemos y lo afinemos; y en este sentido cumple una importante misión social, mejorando a la gente.
En tercer lugar, la poesía no debe tener ningún inconveniente en hablar de los problemas de las distintas sociedades, a condición de que ello no le exija renunciar a ser poesía.
Y por último: a un poema no se le debe imponer ninguna otra obligación que la de ser un poema.
11. Los poemas hablarán del poeta cuando el poeta muera. ¿Está contento con todos los suyos y lo que dirán de usted?
-No, claro, ¿cómo voy a estar contento de todo lo que he escrito? Cuanto más alto has subido, mejor ves lo que te queda por subir.
12. En sus poemas advierto una buena arquitectura, invisible a primera vista, al servicio todo de un gran poder emotivo y evocador. ¿Cuánta parte de oficio y cuánta de inspiración hay en todo eso?
-Me cuesta un poco diferenciar esas dos cosas. La inspiración también se gana a base de oficio. Soy bastante partidario de aquello de “cuando llegue la inspiración, que te pille trabajando”. ¿No te has dado cuenta de que la mayoría de los grandes descubrimientos científicos han surgido como por casualidad, ciertamente, pero siempre les han tocado a profesionales del ramo?
13. ¿Cuál es en su opinión el mejor poema del siglo XX español?
-Imposible saberlo, y el que se pronuncie al respecto se equivoca.
14. ¿Desea rescatar aquí el nombre de algunos buenos poetas olvidados para invitar a los lectores a buscar sus poemas?
-Así, sin pensarlo mucho, me vienen a la cabeza, aunque no todos están olvidados en el mismo grado, Rafael Montesinos, Juan Ruiz Peña, Jorge Folch, Carlos Murciano, Eladio Cabañero, Rafael Guillén, José María Merino, Antonio López Luna, Luis de Paola, Vicente Sabido... y, desde luego, Joaquín Antonio Peñalosa.
-A veces lo uno y a veces lo otro. En todo caso, me ha supuesto una anomalía y una complicación. Como el apóstrofo de mi apellido.
2. ¿Considera la literatura una manifestación cultural tan digna como, por ejemplo, el folclore?
-Más digna, más. El folklore -ya lo he escrito alguna vez- tiene una curiosa tendencia a ser apócrifo. Estudias un poco cualquiera de esas cosas que pasan por la expresión ancestral de un “Volksgeist” y descubres que surgió en el siglo XVIII o todavía más tarde.
3. ¿Cree que la aportación española al canon literario occidental es conocida y reconocida en Europa o bien cree que estamos dominados por la visión anglosajona?
-No estoy muy seguro, pero tengo la impresión de que la misma idea de un “canon” ya es bastante anglosajona.
4. ¿En qué consiste la originalidad: en romper con la tradición o en aportarle algo nuevo?
-Ya lo he dicho alguna vez: en recibir con una mano el legado de nuestros antepasados y con la otra mano entregárselo a los que vienen detrás, pero después de añadirle alguna nota o modulación personales.
5. ¿Qué opinión le merece la literatura fantástica?
-En general, me aburre mucho. Me parece que si hoy triunfa es por el descreimiento de la gente. Esto lo digo solo como una sospecha o una “hipótesis de trabajo”, pero ahora mismo lo veo así. Cuanto menos se cree en Dios y en las almas, más atraen los extraterrestres, magos, espíritus, fantasmas, zombis y “superhéroes”. En cambio, donde hay Fe hay más interés por la vida sencilla y cotidiana, por la “realidad real” -digámoslo así-, en la cual, con la mirada de la Fe, es posible descubrir la palpitación constante de lo sobrenatural, de la Trascendencia.
6. ¿La literatura más sublime se encuentra en la buena poesía, y no por ejemplo en un buen ensayo o una buena novela?
-No sé. Lo que sí puedo asegurar es que la poesía lleva el lenguaje a un grado de expresividad mayor que el de los otros géneros. Además, como tiene menos lectores que la novela, mueve menos dinero, y esto le garantiza un mayor grado de “pureza”.
7. ¿Cuándo es poesía el verso libre y cuándo prosa con renglones rotos? ¿Se pueden hacer buenos poemas sin haber contado versos y acentos jamás?
-En cuanto a lo primero, creo que la diferencia esencial entre lo que es poesía y lo que no, no es de orden formal, sino semántico. A mi juicio, el hecho de que un texto se presente gráficamente repartido en renglones que ocupan toda la caja de la página o en renglones más estrechos no significa nada a la hora de determinar si es poético no. Tampoco el que tenga metro y rima o no los tenga. Lo importante es la presencia de lo que las viejas preceptivas llamaban “figuras poéticas”, que, cuidado, no son una “fermosa cobertura” que se pone sobre un previo discurso racional, sino, en última instancia, formas de captar y expresar la realidad.
De todos modos, es indiscutible que el metro y la rima contribuyen mucho a que la poesía sea memorable. Son una apoyatura mnemotécnica estupenda. Es más fácil recordar exactamente un soneto que tres líneas de prosa.
A lo segundo contesto que no, puesto que la pregunta habla de “haber contado” y de “jamás”. Se pueden hacer maravillosos poemas, por supuesto, sin contar versos y acentos; pero no sin haberlos contado jamás. Hay que dominar el instrumento que se maneja, aunque sea para después mandar a freír espárragos el metro y la rima. Pero mandarlos a paseo de verdad, quiero decir libremente y no porque no queda otro remedio.
8. ¿Cree que la poesía va a dejar de ser un arte conocido y compartido por el pueblo, cada vez más atrapado en lo inmediato y en las chiribitas de las redes sociales, y se va a convertir en un reducto de gente culta y leída solo por poetas?
-¿Se va a convertir? A mí me parece que, si ponemos un “casi” entre “leída” y “solo”, lleva ya bastante tiempo convertida.
9. ¿Un buen poema es aún mejor si, además, contiene sentimientos nobles?
-Como poema no diré que es mejor, pero sí que es una cosa mejor.
10. ¿La poesía debe tener cierta vocación social?
-En primer lugar, la tiene inevitablemente, ya que es una forma de usar el lenguaje, y el lenguaje, por su propia naturaleza, es una institución social. El lenguaje existe porque existe una pluralidad de individuos, es decir, una sociedad, y toda sociedad necesita un medio de comunicación.
En segundo lugar, la poesía, como todo lo que es Cultura, se dirige a lo más humano que hay en nosotros, que es el espíritu, y hace que lo ejercitemos y lo afinemos; y en este sentido cumple una importante misión social, mejorando a la gente.
En tercer lugar, la poesía no debe tener ningún inconveniente en hablar de los problemas de las distintas sociedades, a condición de que ello no le exija renunciar a ser poesía.
Y por último: a un poema no se le debe imponer ninguna otra obligación que la de ser un poema.
11. Los poemas hablarán del poeta cuando el poeta muera. ¿Está contento con todos los suyos y lo que dirán de usted?
-No, claro, ¿cómo voy a estar contento de todo lo que he escrito? Cuanto más alto has subido, mejor ves lo que te queda por subir.
12. En sus poemas advierto una buena arquitectura, invisible a primera vista, al servicio todo de un gran poder emotivo y evocador. ¿Cuánta parte de oficio y cuánta de inspiración hay en todo eso?
-Me cuesta un poco diferenciar esas dos cosas. La inspiración también se gana a base de oficio. Soy bastante partidario de aquello de “cuando llegue la inspiración, que te pille trabajando”. ¿No te has dado cuenta de que la mayoría de los grandes descubrimientos científicos han surgido como por casualidad, ciertamente, pero siempre les han tocado a profesionales del ramo?
13. ¿Cuál es en su opinión el mejor poema del siglo XX español?
-Imposible saberlo, y el que se pronuncie al respecto se equivoca.
14. ¿Desea rescatar aquí el nombre de algunos buenos poetas olvidados para invitar a los lectores a buscar sus poemas?
-Así, sin pensarlo mucho, me vienen a la cabeza, aunque no todos están olvidados en el mismo grado, Rafael Montesinos, Juan Ruiz Peña, Jorge Folch, Carlos Murciano, Eladio Cabañero, Rafael Guillén, José María Merino, Antonio López Luna, Luis de Paola, Vicente Sabido... y, desde luego, Joaquín Antonio Peñalosa.
Jesús Cotta Lobato
PRESENTE Y FUTUROS
DE LA TRADICIÓN
La naturaleza humana consiste en una vida dotada de logos o en un logos dotado de vida. La tradición tiene mucho que ver con ella: nos transmite como algo precioso el modo cultural en que los que nos han hecho posibles han ido desplegando antes de nosotros esa naturaleza híbrida tan única en el cosmos. Sin embargo, con el progresivo desarrollo de la Ilustración, los grandes referentes tradicionales (religión, tradición y naturaleza) han sido sustituidas por los de ciencia, progreso y autonomía individual: las trillizas de la razón frente las trillizas del miedo, lo irracional, la neofobia. En el presente monográfico hacemos balance de las consecuencias del abandono de la tradición y de su necesaria reevaluación como pauta de diálogo entre generaciones.
Jesús Cotta
Raimon Arola
José Luis Trullo
Miguel d'Ors
José Julio Cabanillas
Antonio Rivero Taravillo:
Javier Recas